¿Cómo saber si mi vajilla está hecha a torno?

¿Cómo puedes saber si la vajilla que te estás comprando está hecha a torno? ¿Sabrías diferenciar una pieza de cerámica artesanal de una que no lo es? ¿Te sueles creer cuando te dicen que un plato está hecho a mano sin cuestionarlo o te gusta comprobarlo?

Todas estas preguntas no tenían mucho sentido hace unos años, quizá ya bastantes. Pero en la actualidad, con el enorme desarrollo industrial, la producción rápida, masiva y deslocalizada, y la falta de relevo generacional en los oficios, somos cada vez menos conscientes de cómo se hacen los productos y qué características tienen. Además, la producción a molde o a máquina imita ya a los acabados artesanales porque están de moda, lo que complica la situación. 

Pero que no cunda el pánico, que en Torres Ferreras estamos más que acostumbrados a ver piezas de cerámica artesanal y te vamos a dar unos trucos para que tú también puedas dar a cada producto el valor que tiene y no te vendan gato por liebre.

alfarero de La Rambla Torres Ferreras trabajando en su torno de forma artesanal, visita guiada al taller

¿Qué es el torno alfarero?

Primero de todo, tenemos que entender cómo funciona este método artesanal de conformación de producto cerámico. 

Desde el punto de vista histórico, unas fuentes atribuyen la invención del torno alfaro a la civilización egipcia, en el 3000 a.C, y otras la sitúan 500 años antes en Mesopotamia. Su expansión por el resto del Mediterráneo fue gracias a los fenicios y griegos entre los siglos VIII y VI a.C. Lo cierto es que esta herramienta supuso una de las primeras revoluciones industriales de la historia, ya que suponía pasar de crear piezas a base de churros con cierta lentitud, a poder producir de forma más mecánica y rápida en serie. Desde entonces, el torno ha cambiado poco, y consiste en una rueda con un eje que gira. 

Desde el punto de vista técnico, el torno permite hacer platos y vasijas circulares, simétricas y concéntricas, con paredes relativamente finas y regulares, con cierta rapidez, siempre usando las manos, la destreza y los conocimientos del alfarero. Por esto último, a pesar de ser una herramienta de ayuda, y en la actualidad funcionar con electricidad y motor, se considera un método manual y 100% artesanal.

Miguel Angel Torres Ferreras maestro alfarero La Rambla finalista Premios Nacionales Artesania realizando vajilas de gres

¿Tiene sentido trabajar al torno alfarero hoy en día?

Por supuesto, sin lugar a dudas, trabajar al torno, como cualquier oficio artesanal, tiene más sentido que nunca. Y es que mientras más evoluciona la industria en la producción masiva, más necesaria es la artesanía, ya que van quedando más y más nichos de mercado que a las grandes fábricas productoras no les renta cubrir. 

Por ejemplo, si un restaurante o un reconocido chef necesita o quiere diseñar y realizar unos platos únicos o una vajilla genuina, una fábrica de gran producción a máquina o moldes industriales le pedirá una cantidad mínima de miles de piezas o pagar el diseño y realización de un molde y una matricería que encarece el encargo. Sin embargo, puede trabajar con un artesano mano a mano para que en su torno o con alguna otra técnica manual pueda realizar sus platos en una cantidad pequeña o mediana sin necesidad de rentabilizar costes de moldes o pedir miles de piezas. 

Por otro lado, la mera belleza intrínseca de los objetos cotidianos artesanales bien merece la  continuidad de métodos de producción manual tan tradicionales y bonitos como el torno alfarero.

 ¿Cómo saber si un plato está hecho a torno?

Antes de pasar a dar algunas claves, hay que reconocer que cada vez es más difícil diferenciar los productos artesanales de los que no sin conocer el oficio. Primero, porque hay muchas imitaciones en la industria. Y segundo, porque con el éxodo rural, la deslocalización de la producción y el monopolio de las grandes empresas estamos desaprendiendo cómo se hacen las cosas, y el valor y la apariencia que tienen. 

Ahora bien, existen unas características que todo el mundo puede saber que son propias de las manos de un alfarero en una pieza hecha en el torno, como las huellas de los dedos creando surcos en espiral o las decoraciones concéntricas. Mucha gente, además, busca en las piezas eso que ahora está tan de moda y que los japoneses llaman wabi-sabi, que se traduce como la imperfección o la irregularidad propia de las cosas artesanales y naturales, y que le dan belleza. 

Sin embargo, algunas de estas características generales son ya copiadas e imitadas por la industria masiva, y hacen los moldes o configuran las máquinas para que las piezas tengan surcos en sus superficies o los patrones y las decoraciones cambien de proporción o elemento cada cierto número de piezas. Así, encontramos en las grandes superficies piezas de menaje y decoración de hogar que simulan ese carácter único y ‘cozy’ de la artesanía popular. Pero que, como diría Soetsu Yanagi, el wabi-sabi deja de ser bello cuando se hace intencionadamente. 

Por esto, en este blog vamos a darte las claves por las que vas a poder comprobar sin dudarlo si los platos que tienes en la mano son o no son hechos en el torno alfarero:

  • El tamaño. Para comprobar esto necesitas coger más de una pieza que se supone del mismo modelo, y comprobar si son exactamente iguales. Si hay una diferencia más o menos notoria en el tamaño, es muy probable que estén hechas artesanalmente. Un maestro alfarero puede hacer cientos de piezas en una tanda y que todas salgan casi idénticas al ojo humano. Es más, normalmente se ayuda de herramientas artesanales como un compás o un medidor para no pasarse o quedarse corto en el diámetro del plato. Pero aún así, suele haber diferencias de varios milímetros o hasta un centímetro en algunos platos. 
  • El peso. Cogiendo de nuevo dos platos de tu vajilla en la mano, si notas que uno pesa más que otro, es que han sido hechos al torno y, por tanto, ha sido imposible hacerlos exactamente idénticos. Incluso aunque el alfarero trabaje con pellas de barro pesadas previamente, en el proceso del retorneado, donde se quita el excedente de arcilla y se hace la base o se perfecciona la pieza, es imposible que todos los platos queden con el mismo peso. 
  • El grosor. Los platos industriales suelen tener un grosor parecido por todas sus partes. Sin embargo, las piezas de torno en general y los platos en particular, deberían ser más gruesos por la base y afinarse en las paredes. A veces, también pueden presentarse más gruesos en el borde, algo propio del proceso de torneado, para que la pieza no se ladee en la conformación. También sería extraño de una pieza artesanal que todo el filo tenga exactamente el mismo grosor.
  • La rectitud. Hay que entender que las piezas de arcilla que se producen de forma artesanal tienen largos procesos de secado donde se mueven y se contraen, por lo que es totalmente natural que los platos no estén perfectamente rectos y tengan todos la misma altura, por ejemplo. Especialmente, los platos de gres de alta temperatura, como los nuestros, sufren mucho movimiento natural en el horno que hacen que sea imposible controlar al 100% su forma final. Si los platos que vas a comprar tienen exactamente la misma rectitud, quiere decir que están hechos en prensa o con técnicas de conformación industrial a presión, con arcilla semiseca y que apenas tienen secado, y por eso mantienen tan bien la forma. 
  • La dureza, el compactado. Para comprobar esto, puede cogerse un plato claramente industrial y el que se supone que es artesanal y observar si el artesanal pesa considerablemente más que el industrial y se aprecia más robusto, más fuerte, y más compacto. La conformación al torno tiene la ventaja de que la presión de manos que realiza el alfarero sobre la pella de barro hace que las piezas finales tengan un compactado increíble y que, al tener más material en menos superficie, sean más fuertes, más resistentes y pesen más que las industriales.

Todo esto se resume muy visualmente en este vídeo:

Esperamos que esta entrada te ayude a que no te den gato por liebre en ninguna tienda de “artesanía” ni te creas ninguna publicidad engañosa de ninguna gran superficie. Si aún así te surgen dudas, lo mejor es venir a comprobarlo a una visita guiada a nuestro taller en La Rambla, Córdoba, o pasarte por nuestra tienda.

Porque recuerda: si es Torres Ferreras, sí está hecho a torno 🙂

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